Si te quieres sumergir en el pasado, no dejes de visitar Marruecos. Sus calles desprenden magia, sus atardeceres son como un cuento y se respira un aroma a flores y especias que lo hacen característico.
Cuenta con un patrimonio arquitectónico y cultural sensacional, que se mezcla a su vez con paisajes llenos de contrastes. Encontramos mezquitas y palacios que te dejan con la boca abierta. Tres de los sitios a los que fui y que más me gustaron fue a Casablanca, Marrakech y Tánger, ciudades muy diferentes pero todas con encanto.
Marruecos ofrece gran variedad de oferta turística dependiendo del tipo de vacaciones que se busque. Las excursiones son frecuentes y a sitios muy diversos, como las que se realizan en 4x4 al desierto, las rutas de montaña y actividades como el termalismo, el golf, la equitación , la caza o la pesca.
La gastronomía marroquí es conocida en el mundo entero porque es sabrosa, variada y sana. Cocinan platos muy diferentes utilizando carne, pescado, verdura y harina. La mezcla con especias típicas marroquíes hacen que todo sea muy sabroso. De las comidas que más me gustaron, puedo destacar el Mechui, o los auténticos pinchos morunos. Pero lo que de verdad me gustó y desde entonces no he vuelto a probar nada igual, han sido sus postres. Utilizan mucho la miel, los hojaldres y los frutos secos, y consiguen verdaderas exquisiteces para mí, inigualables en otras gastronomías.
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